Cada 5 de marzo desde hace 19 años celebramos el Día Mundial de la Eficiencia Energética con el objetivo de invitar a la reflexión sobre el uso racional de la energía y sobre la necesidad de reducir el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero en el medio ambiente. Por eficiencia energética entendemos el empleo inteligente y responsable de los recursos energéticos que tenemos a nuestro alrededor. La prioridad es gestionarlos desde el conocimiento sin poner en riesgo nuestro propio bienestar.
En la Unión Europea contamos con un marco regulatorio, la directiva 2012/27/UE que se aprobó en octubre de 2012 por el Parlamento Europeo y el Consejo. Esta directiva establece un marco común que pretende fomentar la eficiencia dentro de los países miembro y que promueve acciones específicas para conseguir el consiguiente ahorro energético.
También en el ámbito de la empresa se lleva a cabo un gran esfuerzo por optimizar la eficiencia energética. Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDEA), el 31% de consumo energético en España proviene del sector industrial.
La energía que se consume, además de las consecuencias medioambientales, tiene su efecto en la competitividad, especialmente en las empresas altamente demandantes de energía en sus procesos. Para cumplir objetivos de eficiencia energética, lo esencial es poner en marcha todos los mecanismos posibles y crear un sistema que revise periódicamente los avances que se realizan.
En el caso de Enagás, establecimos hace algunos años nuestro compromiso de seguir de cerca cada uno de los procesos que conforman nuestra cadena de suministro con el fin de ser más eficientes, localizar puntos de mejora, adelantarnos a los problemas y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para hacer este plan aún más efectivo, decidimos hace más de un lustro fijar unos objetivos de intensidad energética en cada una de nuestras infraestructuras. Esto nos ha permitido controlar de forma más precisa el gasto energético y reducir en 2015 un 47% la huella de CO2 respecto al año anterior. Con estos datos, esperamos que en el periodo 2016-2018 se reduzca un 30% las emisiones con respecto a la anterior etapa.
Desde la compañía, también llevamos a cabo importantes esfuerzos de eficiencia energética en cuatro grandes ámbitos: optimización de los rendimientos mecánicos, térmicos y eléctricos, optimización de los procesos, aprovechamiento y puesta en valor de las energías residuales (presión, frío y calor) y aprovechamiento de otras fuentes energéticas.
Además de estos proyectos, juegan un papel fundamental en este ámbito otros aspectos que ya he analizado en este blog como la optimización de las infraestructuras o la eficiencia en el transporte marítimo y terrestre.