Hoy, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Es un buen momento para revisar la lista de lo queda por hacer, pero también para comprobar lo que hemos conseguido en los últimos doce meses.
Para hacer balance es importante empezar por el armazón sobre el que se sostiene todo: el Marco sobre Clima y Energía 2030 de la UE. Es aquí donde se incluyen una serie de compromisos para avanzar hacia la descarbonización, y parece que vamos en la buena dirección para cumplirlos. Según publica la Comisión Europea en su web, “la UE va camino de cumplir su objetivo de reducción de emisiones para 2020 y está adoptando legislación con vistas a su objetivo para 2030”.
Esto debe servirnos como acicate para seguir trabajando desde todos los sectores, cada uno en su ámbito de influencia. El enfoque es ser conscientes de que lo estamos consiguiendo, sin dejar de ser ambiciosos y dar un paso más allá de lo planteado al inicio. En esta línea, el informe de la Comisión de noviembre de 2017 “Two years after Paris Progress towards meeting the EU’s climate commitments” es alentador y al mismo tiempo retante, porque ni mucho menos la tarea está completada.
En 2016 la UE había reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 26% con respecto a los niveles de 1990. El objetivo es del 40% para 2030 y del 20% para 2020 respecto a los niveles de 2005. Parece claro, por tanto, que podríamos cumplir con la meta de 2020 y que, si seguimos por esta senda, llegaríamos al objetivo final diez años después.
Además, según un informe de la Comisión Europea, el porcentaje emisiones totales en la UE ha pasado de representar el 17,3% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo a estar por debajo del 10%. Para el CO2, las cifras son del 19,7% en 1990 al 9,6% en la actualidad.
Hay que recordar que esta reducción en emisiones ha ido de la mano del crecimiento económico. Los países europeos en los que el PIB per cápita más ha crecido desde 1990 son también los que más han recortado sus emisiones.
Esto demuestra que la eficiencia energética es plenamente compatible con el crecimiento. De hecho, son dos cuestiones inseparables: la innovación en materia de aprovechamiento energético es un catalizador de una economía mucho más productiva y próspera. La reducción de emisiones que hemos logrado en estos años debe ser el aval que Europa use para liderar la apuesta por la eficiencia energética a nivel mundial.
Al final, el éxito de la descarbonización dependerá del trabajo de cada uno de nosotros. El compromiso del sector público es muy importante, pero las empresas también debemos trabajar duro en la misma dirección.
En Enagás, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero es un objetivo vinculado a la retribución variable de todos los profesionales. En este sentido, a través de medidas de eficiencia energética en nuestras infraestructuras, hemos conseguido reducir nuestra huella de carbono cerca de un 50% en los 3 últimos años. Además, estamos participando en iniciativas para el desarrollo del gas renovable (biogas/biometano e hidrógeno). Algunos ejemplos son el proyecto H2Gas, para el impulso del hidrógeno de origen renovable; o el llevado a cabo junto al parque tecnológico de Valdemingómez (Madrid) para inyectar el biogás que genera en la red de gasoductos.
Hoy 5 de junio es un buen momento para recordar nuestro compromiso con la lucha contra el cambio climático y la mejora de la calidad del aire. En este sentido, el sector gasista está preparado para seguir siendo un actor clave en el proceso de descarbonización, la reducción de emisiones y la mejora de la eficiencia energética.