La lucha contra el cambio climático tiene que ser un reto compartido. Las soluciones individuales no funcionarán, como tampoco lo harán las recetas cerradas o que se sustentan en un único ingrediente. Solo si todos aportamos, desde nuestra parcela, conseguiremos el objetivo deseado.
Enagás forma parte de un grupo de siete empresas europeas junto con Fluxys, Gasunie, GRTgaz, Open Grid Europe, Snam y Teréga, comprometidas al máximo con este planteamiento. Juntos han formado Gas for Climate, una iniciativa para contribuir a que las emisiones netas de gases de efecto invernadero en la Unión Europea se reduzcan a cero en 2050.
El grupo encargó a la consultora Ecofys un estudio sobre el futuro papel de las infraestructuras gasistas en un sistema energético libre de emisiones. Como he explicado en anteriores posts, el papel de estas infraestructuras es clave en los avances para reducir las emisiones y los costes económicos, y para mejorar la seguridad energética, todos ellos factores importantes para el éxito de cualquier estrategia de lucha contra el calentamiento global.
El informe incluye cifras contundentes en lo que respecta a las energías renovables no eléctricas. Según Ecofys, los gases de origen renovable como el hidrógeno o el biometano podrían aumentar su producción hasta los 120.000 millones de metros cúbicos de aquí a 2050, y podrían ser transportados por la red de infraestructuras gasistas ya existente. Esta alternativa supondría un ahorro de más de 140.000 millones de euros al año en toda Europa. Para que nos hagamos una idea, esta cifra supone alrededor del 10% del PIB anual de España.
Las energías renovables no eléctricas tienen un enorme potencial, aunque son todavía poco conocidas en nuestro país. En este vídeo sobre el hidrógeno y el biometano, se explican las principales claves de estas fuentes de energía. Insertar previsualización del vídeo
El hidrógeno, que se obtiene de los excedentes de energía eléctrica que procede de fuentes renovables, tiene numerosas aplicaciones: pilas de combustible, inyección en red, uso vehicular o producción de gas natural sintético. Por su parte, el biometano-biogás se obtiene de la descomposición anaeróbica de la materia orgánica presente en los residuos sólidos urbanos, aguas residuales y residuos ganaderos-agrícolas-forestales. Las dos opciones pueden ser utilizadas en la industria, como combustible de vehículos o ser inyectados directamente en la red de gasoductos.
En Enagás, tenemos claro que estos gases de origen renovable constituyen una nueva solución energética que tendrá un papel clave en el proceso de descarbonización. Y lo será sin necesidad de grandes inversiones, pues cuenta con una red de infraestructuras gasistas plenamente operativa para su almacenamiento y transporte.
La inyección de biometano en la red de gasoductos es ya una realidad en el Centro Tecnológico de Valdemingómez, donde se tratan los residuos generados en Madrid. Cada vez será más habitual gracias al desarrollo de innovadores proyectos, como BioEnGas. Esta iniciativa, promovida por profesionales de Enagás y ganadora de los premios a la innovación y el intraemprendimiento que organiza la compañía, Ingenia Business, tiene como objetivo impulsar la construcción, operación y mantenimiento de plantas de biometano. En este ámbito, en Enagás estamos firmando acuerdos con diferentes compañías, como Ferrovial, para desarrollar proyectos de biogás/biometano.
Con respecto al hidrógeno, hemos impulsado H2Gas, una start-up que contempla el uso de la tecnología ‘Power to Gas’ para generar hidrógeno a partir de agua y electricidad y producirlo, transportarlo e inyectarlo a la red de gasoductos. También hemos firmado un acuerdo con Repsol para el desarrollo de una tecnología para producir hidrógeno renovable a partir de energía solar principalmente, con una reducción de la huella de carbono en más de un 90% respecto a otros procesos de producción. También estamos trabajando con el Gobierno de Aragón en el impulso de proyectos basados en la utilización de gases renovables.
La apuesta institucional y empresarial por las energías renovables no eléctricas es fundamental para avanzar, de una forma eficiente, en el proceso hacia un modelo más sostenible. Un modelo al que todos, desde nuestros distintos ámbitos, podemos aportar.