En febrero de 1969 el buque Aristóteles, procedente de Argelia, descargaba en la Planta de Regasificación de Barcelona el primer cargamento de gas natural licuado (GNL) que llegaba a la Península Ibérica. Se cumplen, por tanto, 50 años de un hito relevante en la historia de la energía en España: la llegada del gas natural a nuestro país.
La Planta de Barcelona no solo es la primera infraestructura de Enagás, sino la primera terminal de regasificación de toda Europa continental, como ya recordé en un post anterior. Su construcción, que se llevó a cabo entre 1966 y 1968, fue un proyecto de gran envergadura y un verdadero reto, por sus exigentes plazos, su carácter pionero y la repercusión que tendría en el país. Fue necesario realizar obras en el puerto, construyendo un dique protector y dragando y rellenando una zona interior para ganar al mar una explanada de unos 220.000 m2. Se utilizaron técnicas muy innovadoras —como los tanques de hormigón pretensado y postensado—, se emplearon materiales de la zona, promoviendo el desarrollo económico local, y se contó, en esta fase de construcción, con un equipo de trabajadores muy extenso y de diversas nacionalidades.
La terminal se puso en operación en enero y en abril de 1969 comenzó el suministro regular de gas natural a la industria del área de Barcelona, que estaba en aquel momento en plena expansión.
Infraestructura pionera en Europa, la Planta de Barcelona sigue siendo un referente en tecnología, seguridad e innovación, y ha sido capaz de adaptarse a las nuevas necesidades del mercado. Hoy cumple sus 50 años en operación preparada para ofrecer nuevos servicios logísticos, como el repostaje de gas natural a barcos (el llamado bunkering) y es, además, un ejemplo de eficiencia energética. Una historia de éxito gracias a un equipo de profesionales muy cualificados, expertos en energía y con una calidad técnica y humana excepcional.
La Planta de Barcelona fue el punto de partida del Sistema Gasista español tal y como lo conocemos hoy. A partir de esa primera terminal de GNL se comenzó a desarrollar el resto de las infraestructuras gasistas, que contribuyeron a un avance decisivo de España: el acceso permanente al suministro de gas natural, con el papel que este tiene en la garantía del suministro energético en general.
La historia del gas natural en España es, por tanto, relativamente reciente. El paso del gas ciudad (gas manufacturado procedente del carbón) al gas natural fue fundamental para el desarrollo económico e industrial del país. Hoy lo sigue siendo: un 60% del gas natural que se consume en España es para las industrias, a las que les aporta competitividad y el alto poder calorífico imprescindible para producir.
Como ya he explicado en otra ocasión, fue Pere Duran Farell, con quien trabajé en los inicios de mi carrera profesional, quien supo ver el papel que el gas natural iba a jugar en la economía y en la sociedad, y quien impulsó su introducción en España.
Esta decisión fue también muy importante en términos medioambientales. Hoy el futuro está marcado por la transición energética y los ambiciosos objetivos de descarbonización europeos y españoles, a los que el gas natural e infraestructuras como la Planta de Barcelona ya están contribuyendo. En el transporte marítimo, por ejemplo, el GNL se va a seguir consolidando como la mejor alternativa como combustible sostenible, pues permite reducir un 30% las emisiones de CO2 y además mejora significativamente la calidad del aire.
Aprovechar el potencial de toda la red de infraestructuras gasistas ya existente es la gran ventaja de otro de los vectores energéticos de futuro que en Enagás ya estamos impulsando: los gases renovables, como el biogas/biometano y el hidrógeno verde. Este último puede ser la gran disrupción en el ámbito del almacenamiento energético de origen renovable.
Con estos desafíos por delante, cumplimos cinco décadas. Los 50 años de la llegada del gas natural a la Planta de Barcelona, nuestra instalación más veterana y origen de nuestra compañía, son también los 50 años de Enagás. Los celebramos en 2019 con la vista puesta en el futuro.