Atravesamos tiempos difíciles. El viernes, la Organización Mundial de la Salud declaró que Europa ha pasado a ser el epicentro de la pandemia del coronavirus. El sábado, en España, el Gobierno decretaba el estado de alarma en todo el territorio nacional, una medida contundente y en línea con otros países europeos.
Como ciudadanos, hemos ido viviendo en directo lo que ocurre entre la incredulidad y la preocupación. Habíamos asumido ya que vivimos en la era de la incertidumbre, sí. Y habíamos identificado que el gran desafío actual de nuestro planeta era la emergencia climática y la amenaza del calentamiento global. Sin embargo, ha sido una crisis sanitaria mundial lo que ha irrumpido y golpeado con fuerza a nuestra sociedad, un acontecimiento tan imprevisto, impredecible y grave, que ya ha sido calificado por muchos de “cisne negro”, concepto acuñado por Nassim Nicholas Taleb.
El impacto social y económico de esta crisis sanitaria es aún incierto. En este escenario de incertidumbre radical, solo tenemos una certeza: estamos ante uno de esos acontecimientos que cambia el mundo que conocemos. En 2001, el 11-S no sólo transformó la seguridad aérea sino que influyó poderosamente en nuestro estilo de vida occidental. En 2008, la crisis financiera causó estragos en las condiciones económicas de millones de personas y fue también uno de los factores de peso en el posterior avance de populismos y ultraderechas.
En el caso del COVID-19, ha cambiado nuestro día a día de manera drástica, como todos estamos notando en nuestra esfera personal y profesional. En Enagás, nuestros profesionales cuyo puesto no requiere presencia física están desde la semana pasada teletrabajando en sus casas. Pero en una compañía como la nuestra, operadora de un servicio esencial, una parte importante de los profesionales desempeña funciones ligadas directamente a la operación y mantenimiento de la red de infraestructuras gasistas española.
Es el propósito lo que da sentido a las empresas y en Enagás tenemos uno muy concreto, que es el de garantizar el buen funcionamiento del Sistema Gasista español y contribuir a la seguridad energética. Esto se traduce en asegurar el servicio para que el gas natural llegue a las industrias, a los hogares, a los hospitales y también para garantizar la producción eléctrica. Así es en circunstancias normales y, en estos momentos tan excepcionales que estamos viviendo, continúa siéndolo gracias al compromiso y al enorme esfuerzo que el equipo de Enagás está realizando en estos días, y que quiero agradecer especial y personalmente.
La salud, la seguridad, el bienestar y la tranquilidad de todos nuestros profesionales y grupos de interés es una prioridad para Enagás, como lo es también mantener nuestro compromiso con el empleo.
El objetivo que nos hemos marcado para contribuir a frenar esta pandemia es responsabilidad y servicio público. Por eso, desde la declaración del escenario de “contención reforzada” por parte del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid el pasado 9 de marzo, hemos activado nuestro Plan de Contingencia y estamos en permanente contacto y coordinación con las autoridades españolas, adoptando todas las medidas de prevención y seguridad indicadas.
Este Plan de Contingencia que hemos puesto en marcha incluye medidas específicas para aquellos casos en los que es imprescindible la presencia física de profesionales para garantizar la continuidad de la operación, como la reorganización de turnos y retenes, intensificación de limpieza y desinfección, coordinación con planes de contingencia de contratistas de servicios críticos, e identificación y adquisición de material crítico, entre otras actuaciones.
Además, contamos con dos centros de control que funcionan de manera autónoma para asegurar la monitorización y coordinación del Sistema Gasista en cualquier circunstancia
Toda esta batería de medidas y actuaciones están resultando efectivas a todos los niveles y el Sistema Gasista español continúa funcionando con total normalidad.
Es en tiempos de crisis cuando, más que nunca, las compañías, y muy especialmente las de interés público y servicios críticos como Enagás, tenemos un papel social que desempeñar. Es el momento de defender a cada una de las personas como individuos y también el bien colectivo. Es el momento de ser responsables, todos. También de ser solidarios y de identificar aquellos colectivos sociales, actividades y negocios que son más vulnerables en esta situación y adoptar las medidas adecuadas. De mantener la calma y ser capaces de transmitirla, de coordinarnos de manera óptima entre autoridades, empresas y ciudadanía, y de dar lo mejor de nosotros mismos para salir cuanto antes de esta crisis sanitaria y hacerlo con los menores daños posibles. Mucho ánimo a todos.