Marrakech acogió en noviembre la vigesimosegunda edición de la Conferencia sobre Cambio Climático. Uno de los objetivos principales de este encuentro giró en torno a la aprobación de los mecanismos financieros que garanticen el cumplimiento de las medidas adoptadas en anteriores ediciones de la COP.
Pero además, sirvió para revisar algunos de los compromisos planteados en otros congresos, muchos de ellos relacionados con el desarrollo energético sostenible. Por un lado, algunos representantes de países miembros de la UE se mostraron preocupados por la reciente petición de Bruselas para alcanzar los niveles de eficiencia energética del 40%.
Otros, como Alemania, presentaron sus estrategias para reducir las emisiones y creen que en los próximos años conseguirán reducirlas hasta un 95% con respecto a las tasas registradas en los años 90, momento más crítico. Mientras que fuera de Europa, países como Estados Unidos y Canadá se muestran algo más discretos y apuntaron a una reducción del 80% hasta el año 2050.
España se encuentra bien posicionada para cumplir con los objetivos de emisiones marcados para 2020 y afrontar así los objetivos intermedios a 2030 marcados por la Comisión Europea.
Uno de los instrumentos clave que permitirá alcanzar estos objetivos y avanzar así hacia una economía baja en carbono, es la optimización de las infraestructuras energéticas.
En este sentido, España podría garantizar la aportación nacional a los objetivos 2030 a través de un aprovechamiento óptimo de sus infraestructuras gasistas, reduciendo emisiones y aportando seguridad al uso de las renovables, según refleja el Informe de KPMG 2016 sobre el papel del gas natural en una economía española baja en emisiones.
El papel del gas natural ha ocupado en los últimos tiempos un papel protagonista en la reducción de las emisiones contaminantes y la generación de energía limpia y respetuosa con el entorno. En un futuro cercano, la búsqueda de una estructura baja en carbono comportará el incremento del uso de las energías renovables, el incremento del uso del gas natural y el mantenimiento de todas las tecnologías de generación.
Tal y como afirman desde la Fundación Bosch i Gimpera en este informe de Sedigas, el gas natural es la energía convencional de menor impacto medioambiental y por esto es “el mejor socio de las energías renovables”.
En cuanto a la estrategia de lucha contra el cambio climático de Enagás, cabe destacar que hemos sido incluidos en la Climate A List de CDP (Carbon Disclosure Project), en la que se encuentran las compañías líderes en materia de cambio climático. Además, nos hemos convertido en líderes del sector Gas Utilities en el Dow Jones Sustainability Index. De esta manera, reafirmamos nuestro compromiso con el medioambiente y formamos parte -por noveno año consecutivo- de este índice sostenible de referencia mundial que supone un reconocimiento a nuestro Plan de Gestión Sostenible.