El crecimiento económico está basado en buena parte en el consumo energético en el que el petróleo ha desempeñado y seguirá desempeñando un papel clave. En un contexto de fuerte crecimiento de la demanda energética como el que se prevé en el horizonte de 2040, especialmente en los países no OCDE, el modelo energético mundial del futuro continuará basándose en los combustibles fósiles. De acuerdo con las estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el petróleo (26,4%) y el gas natural (23,6%) seguirán dando cobertura a la mitad de la demanda energética global en 2040.
En este contexto, es fácil entender que si el petróleo es un factor clave para el desarrollo futuro de toda economía, cualquier cambio de cierta relevancia que afecte a su precio tiene repercusión en todos los sectores económicos. Es necesario comprender cuáles son los parámetros que han explicado la evolución del precio del petróleo a lo largo de estos últimos años y, muy especialmente, cuáles son las perspectivas de evolución futura.
Precisamente sobre ello trata el último informe que acaba de publicar la Fundación para la Sostenibilidad Energética y Medioambiental (FUNSEAM). Periódicamente, y de la mano de expertos de reconocido prestigio internacional, como es el caso del profesor Mariano Marzo, FUNSEAM desarrolla, con una vocación divulgativa, análisis, sobre temas de interés y de notable relevancia no sólo para el sector energético, sino para la sociedad en su conjunto. En este último informe, y bajo el título “Reflexiones sobre el mercado del petróleo: situación actual y perspectivas a corto y medio plazo”, se aborda la cambiante realidad del mercado del crudo. En los últimos meses hemos vivido una pronunciada caída –que parece que se está corrigiendo en estas últimas semanas– en los precios del petróleo. Esta evolución ha despertado todo tipo de especulaciones acerca de si esos inusitados niveles de precios son temporales o nos estamos adentrando en una nueva realidad de la industria del crudo.
Enmarcado en este proceso complejo y de cambio acelerado, el informe intenta aportar una visión sobre algunas cuestiones de actualidad: ¿ha tocado fondo la caída de precios iniciada a mediados de 2014?, ¿cuáles son las previsiones sobre el balance oferta-demanda y los precios del crudo a corto y medio plazo?, ¿es realista contemplar un posible escenario de precios bajos hasta comienzos de la próxima década?.
Todas estas cuestiones son relevantes y pueden acabar condicionando el reciente proceso de recuperación económica en el que parece que se está adentrando la economía global.
La evolución del petróleo ha superado todas las expectativas, y es por ello que la gran mayoría de estimaciones recientes sobre cómo evolucionarán la demanda y la oferta mundial de petróleo han errado en sus predicciones. Un complejo ejercicio de estimación al que en los últimos meses se han sumado nuevos elementos de incertidumbre. Algunas de esas incógnitas son el impacto que puede tener el actual escenario de bajos precios sobre la capacidad de producción de crudo fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) – con especial énfasis en el petróleo no convencional de EE.UU.- ; el potencial efecto de la caída de las inversiones en el sector de la exploración y producción de petróleo ligada a la actual coyuntura de precios; o la capacidad real de la OPEP a la hora de estabilizar los precios del petróleo. Aspectos que también condicionan la capacidad real de realizar predicciones acertadas sobre el comportamiento del precio de este commodity en los mercados internacionales.
Más allá de cuál puede ser la evolución del precio del crudo en el corto y medio plazo, no menos interesante es la reflexión final del informe, a modo de conclusión, que abre la puerta a la discusión sobre si se están sentando las bases de una nueva economía del petróleo.
Según el autor, en los últimos años se han roto los principios básicos que regían el mercado del petróleo. Principios como que el que el carácter finito del recurso hacía que la tendencia a largo plazo de sus precios tuviera que ser inexorablemente alcista, el carácter inelástico de la demanda y la oferta frente a los precios, el sentido del flujo de suministro de este a oeste o la capacidad de la OPEP para estabilizar el mercado no parecen axiomas inamovibles, y cambian la realidad del mercado del petróleo.
La irrupción del shale, tanto en el petróleo como en el gas, así como la creciente preocupación por los efectos derivados del cambio climático, parecen haber alterado estos principios y, por tanto, es necesario disponer de nuevas herramientas que guíen el análisis del mercado del petróleo.
Merece la pena reflexionar sobre todas estas cuestiones y por ello les invito a leer detenidamente este interesante informe publicado por FUNSEAM.